dimecres, 20 de febrer del 2008

Apuntes sobre Freud y el psicoanálisis, IV y último

“Si bien los efectos más deplorables del freudismo han rebasado considerablemente las intenciones del propio Freud, el antifeminismo que aquél promulga se asienta, de hecho, sobre la obra de éste”. “No cabe justificar el partidismo de Freud alegando su severa educación patriarcal. Conviene recordar que sus obras más influyentes salieron a la luz durante los tres primeros decenios del siglo XX, es decir, en plena revolución sexual. Hubiese podido, por tanto, corregir sus prejuicios masculinos apoyándose en la información histórica y en el clima ideológico que caracterizó dicho período.”
“La psicología freudiana de la mujer –de la que derivan en alto grado tanto la psicología como el psicoanálisis modernos- gira, pues, en torno a una trágica experiencia original: el haber nacido hembra”. “Aun cuando es sumamente deplorable que Freud soslayase la explicación social y concentrase toda su atención en las deformaciones de la subjetividad infantil, su análisis podría haber resultado harto valioso si se hubiese mostrado suficientemente objetivo para reconocer que la mujer nace hembra en una cultura orientada hacia lo masculino […] “Cabría afirmar que Freud confunde lo innato con lo adquirido y considera naturales los efectos culturales del dominio ejercido por el varón. Ahora bien, ello equivaldría a atribuirle una candidez inconcebible en un pensador tan concienzudo”.
“Los desaciertos más graves de las psicología femenina construida por Freud derivan de su incapacidad para diferenciar dos fenómenos radicalmente distintos: la biología de la mujer y el estatus femenino. Cuando da por sentado que éste depende tanto, o casi tanto, como aquélla de la naturaleza, Freud delata su empeño de convencernos de que lo que un mundo de hombres ha hecho de la mujer no es sino lo que la naturaleza habría hecho de ella desde un principio”.

“Una filosofía que mantiene que “la exigencia de justicia es una modificación de la envidia” y que pretende convencer a las personas desfavorecidas de que sus privaciones son de índole orgánica y, por ende, inalterables, es capaz de condonar muchas injusticias […] Parecen tan claras las repercusiones sociales y políticas del pensamiento freudiano que no resulta nada extraño que éste terminase por arraigar tan hondamente en las sociedades conservadoras”.
cf. Kate Millet, Sexual Politics.